¿Puede recordarnos las medidas adoptadas para relanzar Guymarine y White Shark desde su llegada?
Nicolas Chiloff : Desde que me hice cargo del astillero en marzo de 2016, hemos trabajado mucho en la producción. El objetivo era volver a la pista en buenas condiciones. Contraté a Xavier Le Cosquer, un ingeniero encargado de la gestión de la producción, que ya tenía experiencia en grandes proyectos náuticos. Teníamos tres áreas principales de trabajo: calidad, plazos y precio. Tras el relanzamiento de las embarcaciones existentes, presentamos en el Nautic 2017 el White Shark 300, el primer barco nuevo de la gama desde mi llegada.
¿Y el aspecto comercial e industrial hasta ahora?
Nicolas Chiloff : El volumen de negocio está en el nivel previsto en nuestro plan de negocio cuando nos hicimos cargo. La gran diferencia es la cuota de exportación, que representa el 70% de la facturación, mientras que era casi inexistente cuando yo llegué. Tras un año muy centrado en el norte de Europa en 2016/17, el Mediterráneo fue el motor en 2017/18, con una gran actividad en España, Italia y el Magreb. Las marcas Guymarine y White Shark representan cada una el 50% del negocio.
La red de concesionarios y distribuidores ha sufrido mucho. Hemos trabajado mucho para recuperar el deseo y la confianza de nuestros socios. Los pilares de la red nos están quitando barcos, lo que demuestra que ha dado sus frutos. Ahora tenemos una fuerte demanda de nuevos concesionarios para unirse a la red.
¿Cuáles son las perspectivas de crecimiento?
Nicolas Chiloff : El desarrollo es bueno. Ahora tenemos unas quince personas. Estamos pensando en ampliar nuestro edificio porque nuestro espacio de 1.500 m² es un poco estrecho. El hangar alberga la producción de las dos marcas Guymarine y White Shark, aunque se gestionan por separado.
Para crecer, necesitamos contratar. Colaboramos con el Pole Emploi y la Communauté de Communes de l'île d'Oléron para poner en marcha un programa de formación para la industria náutica de la isla.