Haciendo el barco volador más accesible
Benoit Marie es una de las referencias francesas en la serie de polillas, pequeños hidroalas de vela, pioneros de los barcos voladores. Sin embargo, reconoce fácilmente la dificultad de acceso a estas prácticas para el público en general que navega. Por lo tanto, ha decidido, a través del proyecto Vinilab, trabajar para abrir el vuelo a un espectro más amplio. "Este proyecto es la síntesis de varias ideas. Los hidroplaneadores son excepcionales en términos de rendimiento y sensaciones, pero son muy restrictivos. Si el barco está desafinado, es complicado volar. Y la afinación es complicada para un principiante. Me di cuenta de esto cuando presté mi polilla a alguien de Airbus que me había ayudado con mi proyecto. Sabía navegar, pero no habría podido hacer su primera tabla solo y volver a casa. Estos barcos no son muy accesibles ni caros. La idea es hacerlos técnica y financieramente accesibles" resume Benoît Marie.
Una plataforma asequible para el desarrollo de láminas
El costo de desarrollar una lámina es el primer obstáculo para su democratización. Para levantarlo, el ingeniero ha pensado en una herramienta asequible para los diseñadores de barcos de hoy y de mañana. "Actualmente el desarrollo de los foils se hace principalmente para barcos IMOCA, Ultim o de la Copa América y cuesta varios cientos de miles de euros. Si quieres hacerlo en un Mini, cuesta varias decenas de miles de euros, lo que sigue siendo caro. Existen simuladores, pero una licencia anual cuesta hasta 80.000 euros. Hay un mercado para los menos afortunados que quieren probar las láminas antes de construir. Así que pensamos en el barco más pequeño posible, donde todo es ajustable con cuerdas. El eje de la lámina tiene cinco grados de libertad. Las láminas de estribor y babor son diferentes. La orza es ajustable en inclinación y angulación. El barco es versátil", explica el patrón.
Un barco hecho de materiales recuperados
Para combinar el Vinilab con su conciencia ecológica, Benoît Marie quiso utilizar el mayor número posible de productos reutilizables. "El barco está en un 90% de sobreciclo. Todo, excepto los accesorios y la resina para rehacer. El carbono del casco está hecho con prepreguntas aeronáuticas anticuadas según sus criterios. El aparejo es el de una polilla internacional de la generación anterior. Las láminas fueron donadas por un astillero de clase A, que corresponde a una generación más antigua.
Preparando el barco de aluminio de mañana
Inicialmente, el Vinilab permitirá la adquisición de datos para artículos científicos y la validación de modelos numéricos. Servirá como plataforma de pruebas para los clientes para el desarrollo de láminas, pero también para los fabricantes de equipos en relación con el campo. "Para validar su piloto automático, un proveedor debe adaptarse al calendario de los grandes proyectos de carrera, donde puede hacerlo de forma asequible y en autonomía" ilustra Benoît Marie.
En un segundo paso, el Vinilab se utilizará como soporte para pensar en un pequeño barco de aluminio accesible. "Siempre he soñado con una polilla de crucero", concluye.