el primer paso de MerConcept fuera de las regatas oceánicas
En su patio de Concarneau, MerConcept pronto dará la bienvenida a su primera lancha. El proyecto de catamarán a motor volador de la empresa del patrón François Gabart marca el primer paso en su deseo de diversificarse más allá de las regatas oceánicas, anunciado hace varios meses. MerConcept trabaja con varios socios en este multicasco de 12 metros de eslora. "Los moldes se están construyendo en SRG, en España. Está previsto que el drapeado de los cascos comience en marzo en King Marine, en Valencia, y que lleguen a Concarneau este verano", explica Claudia Conti, encargada de la gestión del proyecto del catamarán. A continuación, el barco se equipará, preparará y probará en MerConcept. Al tratarse de un proyecto único, permite realizar importantes avances tecnológicos. "Es un presupuesto comparable al de las regatas oceánicas", dice Thomas Normand, director general de MerConcept.
Optimización del vuelo de las embarcaciones de recreo
Aunque las embarcaciones con motor de florete no son nuevas, el equipo de MerConcept, contactado por un propietario entusiasta, pretende que la náutica se beneficie de la transferencia de tecnologías desarrolladas en las regatas oceánicas. Anunciado con una autonomía de 90 millas a 22 nudos, el catamarán es el resultado de un pliego de condiciones específico. Debería volar a partir de 14 nudos y alcanzar entre 28 y 30 nudos de velocidad máxima. El sistema de control de vuelo se está estudiando con Madintec, que ya es socio del equipo de pilotos del trimarán MACIF. "El servocontrol es un tema nuevo para nosotros, ya que no está permitido en los Ultim. Es un elemento clave para reducir el consumo de energía y el límite de velocidad al inicio del vuelo. Esto nos permite avanzar en el tema de la autonomía. Ahora nos encontramos en el inicio de la curva de aprendizaje del servo. Tenemos que trabajar en la combinación de la forma de la lámina y el servocontrol", explica Thomas Normand.
Materiales alternativos y propulsión eléctrica
El proyecto es también una oportunidad para trabajar en el impacto medioambiental de los barcos. Un ingeniero está estudiando el Análisis del Ciclo de Vida (ACV) del barco, mientras que otro está estudiando la elección de los materiales. "Es una oportunidad para hacer algunas pruebas. La cubierta debe estar hecha de biocompuestos", explica.
El carbono, el material principal, plantea otros problemas, relacionados con la seguridad, cuando tiene que combinarse con motores eléctricos de alta tensión. Las dos cápsulas, con una potencia de 120 kW, están asociadas a baterías BMW de 350 V. "Estamos trabajando con nuestro vecino Barillec en la electricidad. La alta tensión y el carbono hacen que tengamos que pensar en el aislamiento eléctrico", dice el ingeniero encargado del proyecto.
Una marcha hacia los proyectos en los sectores de la náutica y la marina mercante
Mer Concept no pretende detenerse con este catamarán de 12 metros y tiene otras ambiciones fuera de las regatas oceánicas. Se debería poner en marcha una investigación sobre una versión más amplia para mercancías y pasajeros, con el estudio de mercado vinculado. "De momento, no nos ponemos límites, aunque queramos seguir en nuestra profesión, que es hacer prototipos. Este catamarán es un primer paso que puede repetirse a mayor escala con otros actores. Nunca construiremos un buque de carga, pero podemos participar en proyectos de transporte de mercancías a vela. También podemos trabajar con otros actores de la industria náutica, como prototipo para los astilleros que producen series o pequeñas series. Lo importante para nosotros es formar parte del bucle de la innovación", concluye Thomas Normand.