Jérôme de Metz, Director General del Grupo Bénéteau, responde a las preguntas de BoatIndustry sobre las últimas novedades del primer fabricante francés de barcos de recreo. En esta primera parte analizamos las consecuencias del ciberataque de febrero de 2021 y el contexto de tensiones en el suministro de materias primas y equipos.
¿Cuál es la situación casi 3 meses después del ciberataque al Grupo Bénéteau y cuáles son las consecuencias para la empresa?
Es un episodio violento y traumático. De un día para otro, no tienes nada. No hay máquinas de control numérico, ni impresora... 500 servidores han sido atacados dentro del grupo Bénéteau. Necesitamos muchos métodos en este caos. Como me dijo un experto, en este caso es casi medicina de guerra. Tuvimos que establecer prioridades. Hemos optado por dar prioridad a la producción. Pero tuvimos que parar la producción durante tres o cuatro semanas, según la planta, en pleno periodo de preparación de la temporada de navegación, con una buena cartera de pedidos. Fue casi el crecimiento del año que se evaporó en esta prueba. Dos meses y medio después, todavía no estamos al 100%.
Sin embargo, todo lo que no nos mata, nos hace más fuertes. Hoy somos más fuertes. Esto ha unido a los equipos de todo el mundo. Soy optimista y creo que hay una dinámica positiva intragrupo e internacional con nuestros colegas de Polonia y Estados Unidos.
¿Qué ayuda ha recibido y cómo puede beneficiar su experiencia al sector náutico?
Hemos recibido ayuda de víctimas de ciberataques que no siempre desean hacerlo público, pero que son numerosas en todos los sectores más allá de la náutica. El ANSI (organismo estatal encargado de la seguridad informática) es muy competente y nos ayuda a protegernos, pero en términos de represión, estamos en la edad de piedra. Necesitamos una unidad internacional sobre el tema. Me prometí a mí mismo que, en cuanto tuviera tiempo, crearía una asociación internacional de víctimas para presionar a los Estados en favor de un verdadero trabajo internacional.
¿Cómo afectan al Grupo Bénéteau los problemas de abastecimiento y logística a nivel mundial? ¿Qué impacto tiene en las entregas de barcos?
Debemos distinguir dos fenómenos:
En primer lugar, la escasez de ciertos materiales, pero sin desabastecimiento. Lo mismo ocurre con el transporte de mercancías. Esto se traduce en mayores costes. Lo habíamos previsto bastante bien y lo hemos repercutido en nuestro balance de inflación. Esto lo vemos sobre todo en la resina y los materiales compuestos. No nos han privado del todo, pero no debemos dejar que esto se convierta en una ruptura.
El segundo caso, más problemático, es precisamente esta ruptura del suministro o de la logística como en la primera contención. Esto ocurre con algunos fabricantes de motores. Hay entonces dos escenarios posibles. O el cliente final acepta cambiar el motor y nosotros renegociamos, o tenemos que posponer la entrega. Los fabricantes de motores son más que proveedores, son socios con los que trabajamos en el diseño ecológico o en las alternativas a los motores de combustión. Se nos penaliza como a todo el mercado. Hay retrasos en la entrega, a veces de varios meses. El barco es una compra de placer y la gente tiene un buen nivel de aceptación. Por el momento no hay cancelaciones.