Cathy Millien se incorporó a Plastimo en 1979 y se encuentra en una posición privilegiada para ser testigo de la evolución del sector de los equipos de seguridad marítima, en el que la marca con sede en Lorient es un actor principal. Comparte con BoatIndustry su opinión sobre los cambios en el sector.
¿Cómo ha cambiado para usted la percepción del equipo de seguridad en el mar desde que empezó en el sector?
Creo que está relacionado con la evolución de la vida cotidiana. Cuando era niño y patinábamos, no llevábamos coderas, rodilleras ni cascos. Hoy en día, no podemos imaginar a un niño conduciendo un patinete sin casco. La seguridad está presente en todas partes a diario. Cuando se pone un chaleco fluorescente en una bicicleta en la ciudad, ya nadie se cuestiona la ridiculez del mismo. Es lo mismo que ocurre con el chaleco salvavidas a bordo de un barco, mientras que hace 10 años la gente tenía miedo de cómo les mirarían los demás. El chaleco salvavidas se considera una pieza de equipo personal que se lleva en la bolsa, al igual que las botas, los guantes o la chaqueta de vigilancia. La seguridad no es una opción.
¿Cómo se traduce esto en el diseño y la venta de productos?
Hoy en día, la seguridad personal está cada vez más relacionada con la ropa. Para un chaleco salvavidas, trabajamos en el estilo, el aspecto y los colores, pero también en la ergonomía. Pensamos en el peso, en el escote, en el tirante para que el peso esté bien repartido y no pese sobre el cuello. Hace quince años, nuestro pensamiento era casi exclusivamente operativo: el chaleco tenía que permitirte flotar y ser visto... ¡Pero aún así tenía que llevarse puesto y no en el maletero! Hoy en día, además de la funcionalidad obligatoria, cuidamos los efectos de los materiales, los ribetes de los colores, seguimos las tendencias y los materiales de alta tecnología con diseñadores que trabajan en otras actividades al aire libre. Todos estos son elementos que hacen que el chaleco se lleve realmente.
La balsa salvavidas también es un producto interesante para comunicar. Es un producto que no es muy agradable: estás obligado legalmente a comprarlo, cuesta dinero comprarlo, cuesta dinero el servicio técnico, confías en él sin saber realmente lo que hay en la caja y, además, ¡esperas no usarlo nunca! Pero estamos lejos de una piscina hinchable de jardín: se trata de un producto extremadamente técnico, cada válvula tiene una función precisa y cuando se golpea, no hay lugar para el error. También es un producto en el que la Oficina de Diseño de Plastimo trabaja mucho, pero las innovaciones no son visibles... Así que cuando tengo la oportunidad de explicar todo esto, o de comentar el proceso de fabricación durante una visita a la fábrica... lo disfruto: hay tanto que descubrir en una balsa salvavidas.
En su opinión, ¿cuáles son los principales avances en materia de seguridad marítima que ha experimentado el sector durante su carrera?
La primera es la evolución del chaleco con la aparición del chaleco hinchable. Se ha vuelto más cómodo de llevar y su precio ha bajado considerablemente. Gracias a ello, la gente lleva ahora sus chalecos.
El otro equipo es la baliza de socorro individual. Se ha convertido en algo casi estándar. Las balizas individuales se han beneficiado de la misma miniaturización que el teléfono, que pasó del GSM de los años noventa al actual teléfono móvil: la misma evolución con más prestaciones, menos desorden y por un precio reducido. Ya no es necesario prescindir de él. En general, ¡no hay excusa!