Los navegantes en el Festival de Vela de Cannes
Reed Expo ha presentado los resultados de la edición 2021 del Cannes Yachting Festival. Tras la cancelación de la edición de 2020 a raíz de la pandemia de Covid-19, que provocó la prohibición de ferias y exposiciones, el evento era muy esperado y analizado, como indicador del sector náutico. Ya perceptible en los pasillos con numerosos y a menudo poco enmascarados navegantes, la vuelta "a la normalidad" se confirma con las cifras. 54.400 visitantes acudieron a admirar los veleros y barcos a motor en las cuencas de Cannes. Es una cifra equivalente a la de 2019, antes de la crisis.
Otra cuestión para los profesionales de la náutica es el limitado impacto de las restricciones al transporte internacional. La mitad de los visitantes vinieron del extranjero. Además del italiano, en los pasillos se hablaba mucho inglés.
Menos barcos expuestos, más novedades y ventas
Como efecto mecánico de la ausencia de salones náuticos, el número de preestrenos de embarcaciones que no podían ser expuestas anteriormente fue elevado, un 10% más según Sylvie Ernoult, comisaria del salón. El número de barcos bajó un -4% y el de expositores un -7%. A pesar de ello, Sylvie Ernoult está satisfecha con una edición que se ha preparado en condiciones difíciles. "Estamos orgullosos y contentos con estos resultados. Esta edición ha supuesto un verdadero reto en todas las fases de su organización. Hemos tenido en cuenta constantemente las nuevas limitaciones organizativas a raíz de la evolución de la legislación y hemos colaborado estrecha y eficazmente con el prefecto de los Alpes Marítimos, el subprefecto de Grasse y sus servicios, a quienes doy las gracias. Cuanto más se acercaba la fecha de apertura, más sentíamos la motivación, el entusiasmo y la creciente impaciencia de nuestros expositores y visitantes por estar en Cannes. Esta edición ha sido increíble de preparar y vivir, tanto para ellos como para mi equipo y para mí. "
Según los astilleros entrevistados, el balance comercial es bueno. Los astilleros más pequeños que aún tienen espacios de fabricación disponibles se han beneficiado de los mayores plazos de los grandes constructores para vender sus barcos.