Jean-Claude Ibos, jefe del grupo Wichard desde 2006, responde a las preguntas de BoatIndustry sobre los últimos desarrollos del fabricante de equipos y la evolución del sector.
Acaba de reorganizar el organigrama del Grupo Wichard. ¿Puede explicar las razones?
El Grupo Wichard se formó con el tiempo mediante la adquisición de varias empresas. Por supuesto, optimizamos una serie de cosas en términos de costes y organización, pero no funcionamos suficientemente como grupo. Por eso definimos las funciones básicas en las que encontrar la homogeneidad. El objetivo es maximizar las sinergias y evitar el riesgo de disfunciones. Esto también permite a los empleados identificar a los referentes de cada tema, con Vincent Marsaudon, como Director de Actividades Compuestas, Nicolas Courant, Director de Marketing Industrial, Eric Baratange, responsable del rendimiento industrial del Grupo, Romain Poirier como Director Financiero, Dominique Yon y Erwan Godart, Directores Comerciales y Eric Butreau, Director de Marketing Náutico. Fabrice Didden es Director General.
¿Cuáles son las posibles sinergias?
Somos ante todo industriales. Estamos organizados en torno a nuestros centros de producción, con un know-how muy fuerte, pero también hay posibilidades de venta, marketing... y transversalidad. El departamento de ventas ya no piensa en términos de marcas, sino de mercados, equipo original, posventa, carbono... Intervenimos por línea de producto. La marca es fuerte, pero el grupo debe aparecer mejor detrás de ella y estar seguro de que alguien que compra un mástil a Sparcraft sabe que también podemos suministrarle un carrete.
En desarrollo, podemos asignar recursos a los productos en función de la disponibilidad de nuestros ingenieros. Facnor puede desarrollar para Sparcraft y Wichard para Facnor. Lo importante es respetar el posicionamiento de las marcas.
¿Cómo definiría el posicionamiento del grupo?
El Grupo Wichard vende rendimiento y seguridad. Por eso ha crecido. Son elementos esenciales. Además, somos industriales y franceses. Así que no ganaremos con precios bajos, de ahí la importancia de buscar valor añadido. Este es el vínculo entre nuestras empresas, ya sea para nuestros grandes mástiles de aluminio, o Lorima en las regatas oceánicas, Wichard con el saber hacer de la forja, o Courant en la poda de cuerdas. No tenemos derecho a equivocarnos. Sabemos que la seguridad no tiene precio, pero además se ha convertido en un valor social desde hace mucho tiempo.
¿Qué abarca el cluster compuesto y cuál podría ser su evolución futura?
Incluye carbono con Lorima, pero también plástico. En concreto, contamos con Maillard, en Saint-Malo, que realiza la inyección de plástico de nuestras piezas. Hemos considerado el composite como un sector en sí mismo, porque el mercado evoluciona rápidamente. Funciona de forma un poco diferente, más como un proyecto que como un producto en la estantería.
Al igual que el conjunto de la industria, estamos pensando en los biocomposites para encontrar la manera de hacerlos más sostenibles. También estamos estudiando el reciclaje del carbono. El cluster trabaja actualmente en un gran proyecto, los futuros veleros, con los astilleros de Saint-Nazaire.
¿Cómo imagina la evolución del equipamiento y, en particular, el lugar del textil?
Los productos textiles son cada vez más populares, pero requieren inspección o incluso reparación o sustitución, como ocurre en los barcos de regatas oceánicas. No es el caso de la vela. Por tanto, creo que habrá metal a bordo durante mucho tiempo. No obstante, debemos estar atentos a la evolución de la situación, y éste es uno de los intereses del grupo al contar con nuestras obras de cuerda Courant.
En términos más generales, la principal novedad es el registro de datos, como las características de las plataformas. Disponer de datos significa información para el patrón en términos de seguridad, ajustes y mantenimiento. Hemos empezado a trabajar en aparejos conectados, con un primer producto en asociación con Cyclops.
