Restricciones de fondeo en el Mediterráneo
La protección de las praderas de posidonia en el Mediterráneo es un tema antiguo. Estas algas, amenazadas por el raspado de cadenas y anclas, han sido objeto de preocupación durante muchos años. En verano, algunas bahías de la Costa Azul se cubren de yates anclados, con lo que se destruye la flora submarina circundante. Para hacer frente a la situación, habría que emitir decretos departamentales para prohibir que los yates de entre 24 y 45 metros de eslora fondeen en los fondos más frágiles. Estas decisiones no son nuevas, sino que fueron tomadas anteriormente por elecciones locales. Para evitar una pérdida económica demasiado grande para la industria turística local, será necesario realizar inversiones, con, por ejemplo, la instalación de boyas de amarre y boyas para grandes barcos, como ya está previsto en Ajaccio.
Impuestos sobre la navegación en Grecia
La evolución de la normativa no se limita a Francia. Grecia ha tomado una decisión más radical para aliviar sus anclajes. Desde el 18 de mayo de 2019 se aplica un impuesto a todas las embarcaciones de recreo de más de 7 metros de eslora que naveguen por aguas griegas, independientemente de su pabellón. Anunciada como inmediata en noviembre de 2018, su aplicación se ha pospuesto hasta la primavera. Calculada mensualmente y pagada en línea, oscila entre 16 y 33 euros hasta los 12 metros y 8 euros por metro más allá. Las multas por impago serán de hasta 1.100 euros.
Entre la economía y la ecología
Las estrategias griega y francesa son emblemáticas del problema de la navegación en el Mediterráneo. La densidad de embarcaciones, ya sean yates de lujo o barcos de alquiler, impone una presión sobre el medio ambiente que debe ser regulada. Entre la prohibición y los impuestos, la elección puede ser difícil y plantea la cuestión de la discriminación de los navegantes por la cartera y el libre acceso a la navegación. Tras el fracaso del experimento en Cerdeña hace unos años, habrá que vigilar estos nuevos intentos.